La mediación no es obligatoria en ningún caso. Nadie puede ser obligado a acudir a un procedimiento de mediación, ni a permanecer en él una vez iniciado.
Si uno de los mediados no acude a una sesión de la mediación se le puede volver a invitar nuevamente y en el caso de que deniegue la invitación o no asista, se puede dar por concluido el proceso de mediación.